MIGUEL ESCORIHUELA GASCON

ESCORIHUELA
EL CONSTRUCTOR


El matrimonio de labradores formado por Pedro Escorihuela y Rosa Gascón tenía ocho hijos. La labranza de la tierra no era un buen negocio y la numerosa familia sobrellevaba muchas dificultades para sobrevivir en su Aragón natal. A las 7 de la tarde del 21 de mayo de 1861, en Tronchón, provincia de Teruel, nació el noveno hijo de la pareja, que fue bautizado Miguel. El pequeño aprendió los secretos de la labranza, pero siendo adolescente comprendió que su futuro no estaba en esa tierra, que parecía empecinada en expulsarlo.

Hacia finales de la década de 1870 y sin haber llegado a los 20 años, Miguel decidió embarcarse rumbo a la Argentina. Venía decidido a hacer la América. Apenas llegado a Buenos Aires se empleó como lavacopas y consiguió una habitación en el popular barrio de La Boca. Allí frecuentó los pintorescos ambientes de los inmigrantes y comenzó a conocer los secretos de la vida para poder subsistir en una ciudad. La dueña de la pensión se encariñó con el jovencito aragonés y le brindó esmerados cuidados. Miguel le prometió que si "hacía la América" no la iba a olvidar. Y así fue. Aún después de muerto, su viuda, se encargaba de hacer llegar una pensión a la mujer.

Durante dos años aprendió el comercio, mientras vivía en Buenos Aires trabajando en la droguería de Moine y Soulinac. En 1882 viajó a Mendoza y comenzó a trabajar en la casa de comercio Monteavaro, donde rápidamente se transformó en un empleado de confianza.

Miguel Escorihuela Gascón, se asoció con Santos Coaña en una casa de ramos generales que se estableció en la esquina de Córdoba y Rioja -aún hoy se puede leer en el friso del edificio que se levanta en esa esquina el apellido Escorihuela-. Al poco tiempo la sociedad se disolvió.

HISTORIAS DE FAMILIAS

Miguel Escorihuela Gascón En 1884 Miguel Escorihuela Gascón casó con Rosaura Mernis. Una hermana de Rosaura, Julia, estaba casada con José Díaz Valentín, también de nacionalidad española. Los concuñados hicieron buenas migas y decidieron asociarse. Compraron 17 hectáreas de terreno en San Vicente (actual Godoy Cruz), el 23 de febrero de 1884 ante el escribano Pompeyo Lemos, José Díaz Valentín compró a José Aguirre y a Adriana Garcia de Aguirre, 172.800 metros cuadrados por el valor total de 12.500 pesos.

En 1885 se construyó el edificio de la bodega. Los concuñados comenzaron a trabajar arduamente. En 1893 adquirieron más de 1200 hectáreas en Guaymallén, Junín y Rivadavia. En una de las propiedades, en Rodeo de la Cruz, había una bodega que se sumó a la que ya tenía la sociedad. Mientras tanto, Miguel Escorihuela Gascón continuaba con sus negocios de ramos generales.

Miguel Escorihuela Gascón En 1899 ocurrió una terrible desgracia. Murieron cinco de los seis hijos de José Díaz Valentín. En el momento en que regresaban de enterrar a uno de sus hijos, José encontró muerto a otro. Decidió entonces partir de Mendoza. Vendió su parte a Miguel Escorihuela Gascón, a quién lo unía una relación afectiva, pues habían sido leales el uno con el otro durante años. Se marchó para radicarse en Rosario.

Con una posición muy consolidada, Miguel mandó a llamar a sus parientes españoles. Con Rosaura no había tenido hijos y decidió hacer venir a algunos sobrinos para que lo ayudaran en los negocios. Así llegaron a Mendoza Gregorio Julián Escorihuela, Miguel Escorihuela Julián, Francisco Calvo Julián y Joaquín Cañellas. Los tres primeros eran sobrinos sanguíneos y el último por afinidad.

Miguel Escorihuela Julián Joaquín Canellas Gregorio Julián Escorihuela
Miguel Escorihuela Julián Joaquín Canellas Gregorio Julián Escorihuela

Vino además un primo que se transformó en el encargado de la bodega: Marcos Escorihuela Julián. El entorno se completó con Pedro Olivé, un hombre de extrema confianza para Miguel. Olivé estaba casado con María Monteavaro, familiar de sus primeros patrones en Mendoza, Miguel Escorihuela Gascón hizo trabajar a sus "cuatro sobrinos", como se los comenzó a conocer, en la bodega. Les dispensó gran confianza y empezó a formarlos para que algún día lo sucedieran.

En 1900 aconteció una inesperada catástrofe: se quemó la bodega. El fuego, originado en los sótanos, destruyó toda la tonelería de madera, los techos y, por supuesto, los vinos. Sólo se salvó el departamento de alambiques. Las pérdidas se calcularon en 500.000 pesos. Prácticamente nada estaba asegurado, de modo que Miguel debió afrontar solo la reconstrucción. Su prestigio comercial le allanó el camino para conseguir créditos. El Banco Angloamericano lo ayudó en las obras.

El 7 de julio de 1915 murió Rosaura Mernis. Miguel Escorihuela Gascón quedó viudo siendo un hombre rico y joven. La muerte de su mujer lo afectó mucho y decidió volver a España. Sus sobrinos ya habían aprendido el oficio y había llegado el momento de que se hicieran cargo de la empresa. Miguel sabía que no era bueno manejar el negocio a la distancia. Se realizó entonces una curiosa operación de venta: el 19 de octubre de 1915 se constituyó una sociedad en comandita llamada Escorihuela y Compañía, cuyo socio comanditario era Miguel Escorihuela Gascón y los socios solidarios eran Pedró Olivé, Gregorio Julián Escorihuela, Miguel Escorihuela Julián, Francisco Calvo Julián y Joaquín Cañellas. Se transfirieron a la sociedad los viñedos, las bodegas y el almacén de ramos generales.

El precio de venta pactado fue de cuatro millones de pesos que se pagarían de una singular manera: diez mil pesos al contado y el saldo en 285 mensualidades de catorce mil pesos, lo que implica un plazo otorgado de 23 años y 9 meses. Se incluía la marca registrada de vino El aragonés y las no registradas Adonis, Colosal y Pelayo. A las cien cuotas pagadas el vendedor otorgaba la escritura transmitiendo el dominio de los inmuebles que quedarían hipotecados hasta la cancelación de la deuda.

Pedro Olivé Francisco Calvo Julián

Paralelamente a esta operación se realizó otra que incluía bienes muebles: mercaderías, enseres y útiles, cuentas a cobrar. El valor del conjunto ascendía a 1.939.886,83 pesos. De este modo la operación total fue de 5.938.886,83 pesos. Los bienes muebles se detallaron en un prolijo inventario. Fueron pagados con créditos contra terceros, ventas en general y acciones de la empresa que luego fueron liquidadas. Su cancelación total fue en 1920. Parte de la deuda estaba representada por doscientos mil pesos del capital solidario de Pedro Olivé. No existe constancia de que Miguel Escorihuela Gascón se los haya cobrado, por lo cual se supone que fue un reconocimiento a quien había sido durante años su hombre de confianza. Cuando don Miguel vivió en España, Olivé le cobraba sus cuotas de la venta sin que mediara poder escrito. Este hecho es una prueba cabal de la confianza con que contaba Olivé, que por otro lado, era uno de los compradores.

El 31 de diciembre de 1920 ya se habían pagado 182 cuotas, por lo que se transfirió la propiedad de los inmuebles. También se había hecho la cancelación de la deuda por los bienes muebles. El 5 de setiembre de 1924 se canceló la hipoteca y los compradores tomaron plena posesión de los bienes. El pago anticipado los benefició ampliamente, pues una cláusula indicaba que si se pagaba de ese modo se concederían descuentos. Las relaciones entre don Miguel y sus sobrinos se enfriaron después de la compra, tal vez debido al aprovechamiento de la cláusula de los descuentos. O quizás don Miguel sintió que sus discípulos lo habían superado en habilidad comercial por haber podido concretar tan rápidamente la cancelación, y esto le haya despertado cierto recelo. Miguel Escorihuela Gascón hizo construir, en Teruel, España, carreteras, como homenaje a su tierra natal. El 23 de agosto de 1919 casó con Adela Escorihuela Morraja, hija de Marcos Escorihuela Alcón, aquel primo suyo que había hecho venir a la Argentina y que ocupaba el puesto de encargado en la bodega. Con Adela, que era su sobrina segunda, volvió a Mendoza. Aquí había comprado tierras y dos bodegas, Andrade y la Pastoral, y seguía manteniendo una sólida posición económica. En Buenos Aires tenía una enorme casa en Callao y Melo, donde Adela pasaba los inviernos, mientras su marido viajaba a Mendoza. Con ella tampoco tuvo descendencia.

Don Miguel emprendió en esta nueva etapa mendocina otras actividades. El 11 de noviembre de 1926 se inauguró el Pasaje San Martín, una obra arquitectónica que sorprendió a su época. Era tan osado el proyecto que comenzaron a llamarlo "loco Escorihuela". La torre de nueve pisos escandalizó a los mendocinos. Se regalaban los tres primeros meses de alquiler a quien quisiera habitar en el nuevo edificio como una manera de atraer inquilinos. El costo de la obra fue de dos millones quinientos mil pesos, una cifra colosal para la época. El 17 de abril de 1927 llegó la gran prueba de fuego: un fuerte temblor dio por tierra con muchas edificaciones pero no afectó en absoluto al edificio ideado por don Miguel. A partir de allí el Pasaje San Martín ha sido testigo de terremotos y temblores varios sin que sus señoriales líneas sufrieran la menor alteración. Hoy se lucha para poder conservar sus vitraux, que forman parte del patrimonio artístico de la ciudad.

El 21 de mayo de 1923 don Miguel donó doce mil metros cuadrados para levantar el Hospital Español de Mendoza, que fue inaugurado el 20 de agosto de 1939. Escorihuela fue un gran entusiasta de la cosa pública. En 1902 fue concejal en Guaymallén y cada vez que pudo estuvo al servicio de la comunidad.

En 1927, la firma, ya en manos de los sobrinos, se convirtió en sociedad anónima. Su primer directorio estuvo presidido por Pedro Olivé; luego lo continuaron Francisco Calvo Julián, Alberto Guillermo Mosso, Julio Díaz Valentín, José Calvo Donaire y Guillermo G. Mosso. En los últimos años la bodega fue vendida a la firma de los Catena.

Alrededor de 1940, los Olivé vendieron sus acciones. Miguel Escorihuela Julián también se separó de la sociedad anónima, quedándose al mando del almacén de ramos generales. Antes de la venta reciente quedaban en la firma cuatro ramas: la de los Mossó, descendientes de Gregorio Julián Escorihuela; la de los Calvo, descendientes de Francisco Calvo; la de los Díaz Valentín, pues una hija de Joaquín Cañellas, Ana, casó con Julio Díaz Valentín, hijo del fundador de la empresa; y la de los Arizu, descendientes de Francisco Calvo, debido a que un hijo suyo, Francisco(h), casó con Carmen Arizu.

El 18 de setiembre de 1933 murió en Mendoza Miguel Escorihuela Gascón, el pionero de la empresa. En algún momento fue considerado uno de los cinco hombres más ricos de la provincia. El "loco Escorihuela" fue un soñador. En toda Mendoza quedaron rastros de sus sueños: el principal se levanta señorial en el centro de la Ciudad.


JAIME CORREAS
Diario Uno
Mendoza-República Argentina.
Presentación y transmisión de textos : ANTONIO CONESA
Composición de la página : ÁNGEL GIMENO